10/22/2006

Una de otro día.

Es simple. Un día uno camina a dónde sea, buscándo no se qué y de repente se encuentra con que llegó al fin del mundo. Y bueno, uno cortesmente, y con ánimo muy curioso, toca la puerta para poder hablar con el que se ostenta muy pomposamente como el "Portero del fin del mundo".
Primera sorpresa: Es mexicano, chilango.
Mala noticia: No, es el fin del mundo en donde estoy, no. Pero es que "decir el fin del mundo suena más fregón que decir que acabas de llegar a la chingada".
Solo pude exclamar "No, pues sí..."

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